Apacible asoma el monte con su arco
de luz abierta y arenilla
sobre la mujer descalza
y totémica
que se perfila silueta de río
con sus ojos de higos brillantes
en el asombro
había que desgarrar esa pulsión
de piel pintada y masa arcillosa en Ongamira
había que desnudar
cada mejilla y lavar el grito
del cuerpo con el cuerpo
en su humedad de boca redonda
y ajenidad de los nombres
apenas la reconozco
sus huellas tornean la tierra
y la extensa cabellera de animal
que amansa el temblor
es musgo suave, hierba infinita
como la perplejidad sonora del Pehuén
es bramido sostenido en el paisaje
ella silabea
pequeña
demasiado pequeña para el cielo que la devuelve
pintura de este hueco inmenso
y soy yo misma
ella sin asimiento
perdida en el idioma de los lobos
de luz abierta y arenilla
sobre la mujer descalza
y totémica
que se perfila silueta de río
con sus ojos de higos brillantes
en el asombro
había que desgarrar esa pulsión
de piel pintada y masa arcillosa en Ongamira
había que desnudar
cada mejilla y lavar el grito
del cuerpo con el cuerpo
en su humedad de boca redonda
y ajenidad de los nombres
apenas la reconozco
sus huellas tornean la tierra
y la extensa cabellera de animal
que amansa el temblor
es musgo suave, hierba infinita
como la perplejidad sonora del Pehuén
es bramido sostenido en el paisaje
ella silabea
pequeña
demasiado pequeña para el cielo que la devuelve
pintura de este hueco inmenso
y soy yo misma
ella sin asimiento
perdida en el idioma de los lobos
No hay comentarios:
Publicar un comentario